Conducía de vuelta a casa al atardecer tras de una reunión particularmente pesada , atascado en el tráfico del Boulevar Colorado, el auto comenzó a fallarme y se apagó ;a duras penas pude empujarlo profiriendo maldiciones , a una estación de gasolina, contento solamente de no estar obstruyendo el tráfico y de tener un espacio tranquilo para esperar la grúa. Ni siquiera lo pude estacionar correctamente . Antes de que pudiera hacer la llamada, vi a una mujer saliendo de la tienda de conveniencia que pareció resbalarse sobre el hielo y cayó sobre un dispensador de combustible, por lo que me levanté y me acerqué a auxiliarla .....Cuando llegué donde estaba, lloraba desconsolada , parecía más bien que había sido más sobrecogida por el llanto que por la caída; era una joven mujer que se veía bastante desaliñada con ojeras alrededor de sus ojos. Dejó caer algo cuando la ayudaba a levantarse y lo recogí para dárselo. Era una moneda decinco centavos.
En ese momento, todo quedó claro para mí: la mujer llorando, la antiquísima camioneta repleta de cosas con tres muchachos en la parte de atrás (uno en un asiento del auto), y el dispensador de combustible leyendo $4.95. Le pregunté si todo estaba bien y si necesitaba ayuda, a lo que ella seguía diciendo: “No quiero que mis hijos me vean llorando”, así que nos paramos al lado opuesto del dispensador a su auto. Ella me contó que conducía hacia California y que las cosas estaban muy duras para ella en ese momento. Así que le pregunté: “¿Y está orando?” Eso la hizo alejarse de mí un poco, pero le aseguré que no era un loco y le dije mirando hacía el cielo “Él escuchó su oración y me envió”.
Saqué mi tarjeta de crédito y la pasé por el lector de tarjetas para que pudiese llenar el tanque de su auto, y mientras cargaba el combustible, me dirigí al McDonald's de al lado y compré dos grandes bolsas de comida, y dos tazas de café.Ella le dio la comida a los muchachos en el auto, quienes le cayeron como lobos, y nos quedamos parados junto al dispensador comiendo papitas fritas , tomando el café y conversando un poco.
Me dio su nombre y compartió que vivía en Kansas City. Su pareja la había abandonado hacía meses y no había podido arreglárselas sola. Sabía que no tendría dinero para pagar la renta el 1 de enero por lo que, finalmente, había llamado a sus padres, con quienes no se había comunicado desde que había abandonado el hogar para irse con el novio . Ellos vivían en California y le dijeron que podía mudarse con ellos y comenzar de nuevo allá. Así que empacó todo lo que poseía en el auto. Le dijo a los muchachos que se iban a California para Navidad, pero no que se mudaban para allá.
Le di mis guantes y mi bufanda , un breve abrazo y dije una rápida oración por su seguridad en el viaje. Al dirigirme a mi auto, ella dijo: “Así que, es Ud. un ángel o algo parecido?” Eso, definitivamente, hizo que las lágrimas acudieran a mis ojos ....
Le dije: “Querida, para esta época, los ángeles están sumamente ocupados, así que a veces, Dios utiliza a gente normal , como yo ”. Ella subió a su destartalada camioneta y arrancó sonriendo luego de desearme toda clase de bendiciones .
Fue tan increíble ser parte del milagro de alguien. Y, por supuesto, como pueden imaginarlo, cuando me subí a el auto, encendió de inmediato y me llevó a casa sin problema alguno.
Lo meteré al taller mañana para revisarlo, pero sospecho que el mecánico no hallará ninguna falla en él. Siempre he sido creyente pero ocasionalmente nos olvidamos que ....algunas veces los ángeles vuelan tan cerca de nosotros que podemos escuchar el batir de sus alas…
Hermosa historia ...¿verdad ? siempre me gusta compartirla en Navidad , pero hoy .......me nació recordarla ...
Nunca dejes de creer en Dios y en los milagros que él hace. Sobre todo no menosprecies la oportunidad de ver ...cuando Dios te convierte en un milagro para otros.
Hoy podría ser uno de esos días, en que seas el ángel que requiere alguien más
Compartiendo .......
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